Venezuela se ha
caracterizado por ser un país con un gentilicio amable (por lo menos es lo que
cuentan los libros de historia), me atrevo a ser tal aseveración porque de un
tiempo para acá muchas cosas han cambiado en este pedacito de tierra ubicada "al
norte del sur". Muchas lunas han pasado desde que recibíamos jubilosos a
cientos de inmigrantes, a quienes les hacíamos sentir parte de nuestra familia,
pero insisto, muchas cosas han cambiado.
Aquellos venezolanos
afables son una especie en extinción, basta salir a la calle para
corroborarlo. La zozobra y el caos se apoderaron del país y, le dejamos colar
sin hacer nada por evitarlo. Atrás quedó la "cultura metro" (quizá
muchos no sepan qué signifique eso), ya nadie se detiene en la calle a ayudar a
quien lo necesita, nadie cede el puesto en los autobuses ¿pero cómo llegamos a
este punto?
El odio se sembró en el
país y (sin ahondar en materia política) la nación se dividió, los amigos y las
familias comenzaron a dar muestras de resentimientos por algo tan humano como
la diferencia de criterios, fue así como los afectos al gobierno y los
opositores a este, ya no podían convivir juntos, si pensabas diferente eras el
enemigo a vencer, la supremacía debía estar "de mi lado". Así, dentro
de un país nos fuimos sectorizando, dividiendo. A tal punto que los venezolanos
se odiaban entre sí dentro de Venezuela.
Ahora bien ¿Cómo exigir
respeto siendo irrespetuoso? ¿Cómo indignarse porque no te quieren en un país
ajeno? Si ni siquiera aprecias a tus compatriotas y solo quieres verles de
rodillas. ¿Cómo exigir no ser blanco de adjetivos xenófobos? Si tratas a los
extranjeros de "cotorros", "gringos" y afirmas que el
colombiano "si no la hace en la entrada la hace a la salida".
Es verdad, Venezuela
luchó por la emancipación de gran parte de América. Es verdad, Venezuela
recibió a muchos extranjeros cuando necesitaban una tierra donde echar raíces.
Pero también es verdad que el venezolano se acostumbró a lo fácil, a la
"viveza" y a vivir con el "rancho en la cabeza" y, ningún
país llámese Panamá, Colombia, Argentina, Estados Unidos o como se llame
va a permitir que ningún extranjero quiera vivir en su país como si fuese
"el lejano Oeste".
La "Marcha contra venezolanos en
Panamá" no es más que el resultado de aquello que llaman "pagar
justos por pecadores", y si creen que no me he visto afectado por ello,
les dejo la respuesta que recibí de una editorial argentina a la cual contacté
recientemente:
"Adolfo
Quizás usted no sea
de ese tipo de personas, pero sus hermanos venezolanos no cumplen no pagan las
deudas que contraen y son muy mentirosos, y nuestra empresa no trata con
ese tipo de personas.
Por eso no
trabajamos con escritores venezolanos."